La isla de Chryssi

Chryssi (se pronuncia Jrisí), Gaiduronisi (isla de los burros) o simplemente “La isla” según los lugareños, se encuentra a sólo 10 millas náuticas de Ierapetra, en el sur de Creta. Una vez que se llega allí, todo lo que se ha dejado atrás parece estar muy lejos…

 

El viaje en barco dura aproximadamente 50 minutos y el acercamiento ocasional de delfines da una sensación aún más acogedora. La arena dorada (jrisí=dorada) y las aguas turquesas, las dunas de arena – los bosques de cedros (Juniperus oxycedrus subsp.macrocarpa y Juniperus phoenicea) cubren una superficie de 35,85 hectáreas. Este ecosistema protegido, hace que esta isla de 5 km2 sea única.

Chryssi está deshabitada pero, sin embargo, está llena de vida. Durante nuestro paseo nos encontraremos con perdices (Alectoris chukar), el lagarto de Erhard (Podarcis erhardii), la salamanquesa de Kotschy (Cyrtopodion kotschyi), mientras que las aves migratorias como la garceta común (Egretta garzetta), y la garza real (Ardea cinerea) son visitantes frecuentes. El halcón de Eleonora (Falco eleonorae) y la pardela cenicienta (Calonectris diomedea) y otras aves marinas encuentran en Chryssi un lugar seguro para anidar.

El perfume de las azucenas de mar (Pancratium maritimum) que florecen en agosto y los millones de conchas de todos los colores son también algunas de las razones para visitar Chryssi. En la antigüedad se utilizaba la cañadilla para su tinte púrpura, muy utilizado en la época romana.

Caminar, nadar, bucear, meter los pies en la arena y descansar bajo la sombra de los cedros son algunas de las experiencias únicas que harán de este pequeño paraíso algo inolvidable.